Parpadeo
Cierto hombre creía que la vida de todas las personas dependía del resto del universo.
Así, si uno es observado por un determinado número de brazos, éste tendrá una vida proporcional a esa cantidad de ojos.
Los días de este hombre, consistían en tratar de llamar la atención del mayor número de cabezas posibles para poder tener una gran vida. A menudo, charlaba con otros pares de manos, a los que les comentaba su ya tan mentada creencia, y agregaba que la muerte venía cuando uno desaparecía de la memoria de la última persona que lo recordara y no antes.
Un día, como cualquier otro, hallábase este hombre frente al espejo lavándose las manos, y al levantar la mirada y verse se permitió un parpadeo; del cual no pudo regresar.
Norberto.
18 Comments:
¡Pobre!...si hubiera mirado un poco a su interior...pero bueno, quién lo hace no?
Gracias Norberto por tu visita. Excelente causticidad!
Saludos.
No pudo regresar. Claro, pues no hay regreso. Todos los mundos son posibles y existen con sólo nuestro deseo, pero la razón va por libre, o el caos, o la memoria, o el resto de la humanidad, No sé, esto es un lío.
Todos preocupados por ser lo más visibles posible... ¡Un error como otro cualquiera! Ser invisible, a veces, es un privilegio. Un abrazo
Hola!!!!!!!!!!!
NORBERTO, G.R.A.C.I.A.S. por tus palabras de aliento en mi humilde blog.
Cuanta cultura que hay por aquí, que coincidencia tu blog y el mió, vos todo cultura, si me lo permites, de la buena, de la más profunda, y el mió es de la popular, la cotidiana, cultura al fin las dos, ¿no???
Cuantas cosas para aprender vos de mi y yo de vos, por aquí estaré.
Saludos cordiales para vos y tus lectores, de MIRTA.
Hace tiempo venía pensando algo que leí recién. Eso que uno muere cuando desaparece de la memoria de las personas que nos recordaban, lo expresaste con mucha franqueza.
beso, Marian.
pd: no creo que deba recordartelo, pero estás invitado a pasar nuevamente por mi espacio.
... la muerte venía cuando uno desaparecía de la memoria de la última persona que lo recordara... Sabias palabras. Lo que duele de la muerte no es perder la vida, sino las cosas que le dan sentido a ésta...
Muchas gracias por tu vista, prometo volver :).
Verse al espejo y aceptarce, dificil tarea de la que no hay regreso.
Gracias por tu visita a mi patio de tango, un targuito para hacer de esta vida un espacio mas habitable no viene mal, no?.
En algún lado escuché que no vale la pena ser alguien conocido, importa más ser alguien que valga la pena conocer.
Me gustó tu blog, seguiré por aquí.
Un abrazo
la vana vanidad, "la infame fama",
el deseo de estar siempre frente a los reflectores de la banalidad, en cualquier momento, en un parpadeo, se puedo perder todo eso tan falso.
Saludos Norberto, volveré.
Me agradó tu blog. Creo que vendré seguido. Gracias por vistar mi blog. Saludos.
que alegoria mas certera, apunta atu propia semblanza literaria
(personal sin duda)y sin embargo invades otros terreneos de quienes leemos el texto.
un abrazo desde chile,
Parpadear, no vernos, desaparecer.
Buen texto el tuyo y buena opcion.
Cariños
Amigo, si frente al espejo no hay salida el mundo no tiene sentido, el pero de los engaños se gesta en neustras mentes, no en las ajenas!!!
Un escrito de talla
Saludos
Norberto: Ay, ay, ay... estamos en sintonía?
Tremendo impacto la de este hombre... Ni te cuento cómo está la Bab de mi cuentito...Creo que se conocíeron con el del espejo, en el ciberespacio, y así quedaron!
Saluditos, Feri
buenísimo, me recuerda a cierto amigo, un saludote
Hola, Norberto. Me he topado con tu blog y me ha encantado inaugurar el tour con esta pieza. Sí, a veces la realidad se disipa con un golpe de párpados. Por eso, cuando no estamos seguros de lo que vemos, cerramos los ojos y nos los frotamos para ver si al abrirlos algo ha cambiado. Que sorpresa ver que quienes cambian somos nosotros. Ya lo decía el sabio Berkeley: ser es ser percibido.
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