Friday, May 04, 2007

¡La miseria de todos los días!

Una mañana de tantas, con el sueño a cuestas despertamos. Matutino ritual del desayuno. Infinidad de reflejos, de gestos, de ademanes. Cada uno a su manera se despierta, nace a la cotidiana rutina y en su habitual juego de la vida, trata de ser único, frente a la multitud que exige la multiplicación, la misma idea, la misma marca.
Trágico destino del hombre, morir preso de tan minúsculo enemigo.



Norberto.