Thursday, November 16, 2006

La quietud

Solía estar quieto, sin siquiera la audacia del aburrimiento. Su monotonía de angustia lo ataba sin dejarlo caminar, gritar, escupir o llorar. Nada era posible fuera de la inercia diaria, cada diferencia era cortada de cuajo, quien pudiese atreverse a algún cambio?
Uno se acostumbra a todo, incluso hasta su propia muerte.

Ensueño clásico


Norberto.

Sunday, November 12, 2006

Despertares. Pequeñas muertes

...en un callejón oscuro, un hombre de chambergo rojo y zapa­tos azules, asesina sin reparo a un pobre pordiosero; ­más allá, en un tugurio casi ocul­to, damas de poca honra con caballeros de igual grado fes­tejan sin motivo. Mientras tanto en la ciudad la noche transcu­rre para cada uno de sus personajes sin nove­dad alguna más que la rutina.
De repente, todo se desvane­ce. ­Cada persona de cada lugar y a cada momento, que es el mismo para todos, muere. De igual for­ma o no, no lo sé.
En ese instante me despier­to. ­Yo los maté; es que soy su due­ño y ellos mi sueño.
Inmediatamente una idea me perturba.
¿Quién despertará para matar­me?

Norberto.