Saturday, October 07, 2006

Que antiguo se pone lo moderno


¿La modernidad es moderna?
Cuando regresaba del colegio a mi hogar, en mi pubertad, no sucedía nada, pero la gente se saludaba, se miraba se cedía el lugar, se pisaba y se pedía disculpas. Hoy 20 años después otros son los motivos que me llevan a viajar en colectivo, y hoy tampoco sucede nada. El anodino viaje se rompe con rings tones, temas de onda e infinidad de sonidos que brotan de los celulares de personas ensimismadas que no diferencian a otro ser humano de un asiento, se ignoran, podría alguien caer muerdo allí, y nadie darse cuenta.
Entonces, de que manera esa más frecuente comunicación y fluidez en el diálogo nos acerca. La pregunta sería: ¿nos acerca? El poder hablar continuamente desde todo lugar, no hace que se pierde el deseo del diálogo personal? Que ya no tengamos más nada que decirnos cuando nos vemos cara a cara? Que necesidad de saturarnos y no aguantarnos las ganas de oírnos, esperando el encuentro como un bálsamo de deseos y cariños?
No puedo definir cómo, ni de que manera, esta modernidad no es tan moderna. O más bien, habría que ver si lo moderno tiene que ver con mejorarnos la vida. Seguro que vivir hoy es más cómodo que hace 20 años, pero esa comodidad nos aleja de nosotros y de otros. De la misma manera que pagar las cuentas en un cajero o por la web es más rápido, más sencillo, pero no se si es mejor. No poder ver la cara hosca del empleado del banco y en "buenos días" sacado con tira buzón, de ninguna manera es igual el inerte cajero automático. Lo mismo sucede en el supermercado, y en infinidad de lugares que ya no poseen trato humano.
Es increíble como la modernidad es anticuada.

Norberto.

Thursday, October 05, 2006

Lo correcto y lo incorrecto

Hoy trabajamos todo el tiempo de una manera preestablecida que nos asegura el “correcto” desarrollo de nuestras vidas, horarios predefinidos, rutinas utilitarias, comodidades estándar y hasta un tiempo por la noche para el regocijo televisivo. Este correcto vivir, funciona muy bien para el contexto social y el buen desarrollo de la vida ciudadana. Solo cabe destacar que este correcto ser, es incorrecto para el alma, y por ende nos trasforma en seres infelices, sin saberlo. Esto hace que se pierda el rumbo del buen vivir e intercambie el norte del individuo por uno más utilitario e inútil.

Norberto

Monday, October 02, 2006

Del sexo y el alimento


Desde los comienzos, siempre el alimento y el sexo estuvieron ligados al hombre y su necesidad de persistencia, contemplando como esenciales las comida y la procreación.
Como tal, es lógico que se hayan transformado estas diferentes necesidades en disfrutes y placeres del cuerpo. El culto al alimento, el esfuerzo por su cultivo o crianza, y su posterior utilización en comidas que resuman placer es a lo que el hombre a dedicado gran parte de su existencia; así también, la necesidad de perpetuar la especie llevó por caminos paralelos, sustentado en el placer estético de los cuerpos confundidos en el deseo de perpetuidad y goce. El intenso placer carnal, que da una excelente comida, como así el goce del amor, tienen en común sensaciones primarias o primitivas como son gusto, tacto y olfato; así los sentidos avocados a estos deleites forman el contenedor de tal erotismo.
El hombre que sin apuro en una cama o en una mesa, disfruta de estos banquetes, devela gran parte del secreto de la vida. El no poder disfrutar del alimento y del sexo se ha convertido en un oprobio del que es difícil salir, las ocupaciones y necesidades del hoy llevan a alejarnos tanto de nuestras primitivas necesidades, que sin darnos cuenta, nos convertimos en seres vacíos, con poco tiempo y a los que solo llenan platos y cuerpos, que no tienen el tamiz del buen gusto y el amor.
No se puede disociar el erotismo que conllevan el comer y el sexo, tampoco asociarlo con uno solo de ellos, quien así lo hiciere no disfrutara de la esencia vital que hay en la vida ni de las fuerzas que hacen de la unión de los cuerpos el fin último y supremo del dulce canibalismo del alimento y el amor. ¿Quien no ha oído o realizado de manera automática la frase “que rica/o eres” o “te quiero comer” refiriéndose a un hecho sexual, siendo esto tan natural y claro, que no necesita explicación alguna? Es así que el color, la forma, el perfume, las texturas, el sonido, los sorbos, el estremecimiento, los apretones, la lengua, la mirada, son los que nos permiten disfrutar del más exquisito de los banquetes que consiste en poder comer el sexo y erotizar el alimento.

Norberto